La perfección existe

Nada es perfecto, se suele decir. O que la perfección no existe. Y algunos terminarán por concluir que la perfección se encuentra en los ojos de quien la ve. Pero en realidad la perfección es lo único que existe. Porque nada es de otra forma si no como es, y de esa forma es perfectamente lo que es. Y lo que no es como es, no existe. Porque si algo deja de ser perfectamente como es, ya no es lo mismo, y por lo tanto, todo lo que es, es perfecto. Y aunque las cosas cambien, todo cambio es perfecto, y el resultado es la perfecta consecuencia de todo lo demás. Las cosas nos pueden gustar más o menos, porque sobre gustos, yo ahora no opino. La sensibilidad ante la belleza puede ser educada.

La presunta imperfección de esta margarita la ha hecho perfecta para ser la protagonista de esta entrada.

El Delta del Ebro

El Sábado pasado estuve en el Parque Natural del Delta del Ebro, que se encuentra en el sur de Catalunya. Y tal como su nombre indica, su territorio está comprendido en la desembocadura del río Ebro.

Me costó un poco llegar, ya que fui yo solo, sin copiloto que me guiase, y encima me dejé el mapa que imprimí del google maps en casa. Me perdí por el camino, sobretodo en Amposta, donde llegué a pasar 3 o 4 veces por el mismo sitio. Pero al final me planté en la Punta del Fangar, desde donde comencé mi excursión hacia el sur por la Playa de la Marquesa.

La sensación de paz, de harmonía, de pureza que allí experimenté no puedo describirla con palabras. Soplaba un viento fresco y agradable desde oeste. Las aguas estaban limpias, y grupillos de correlimos patrullaban la orilla del apacible mar mediterráneo, cuyas olas rompían con amabilidad a mi izquierda. A mi derecha, se extendía una inmensa llanura bañada por una infinidad de humedales salpicados de vida, que se alargaban hasta el horizonte.

En mi camino por la playa, lo primero que pude observar fue que la arena estaba repleta de pequeñas (y algunas no tan pequeñas) conchas de bivalvos.

A los pocos pasos, me tuve que detener para no pisar a un pequeñajo que a toda prisa buscaba un lugar para refugiarse de la tormenta de granitos de arena que se le venían encima, por culpa de las fuertes rachas de viento que soplaban en la playa.

Scarites sp. Un coleóptero depredador, de la familia de los carábidos.

En la orilla, los correlimos esquivaban las olas con gran rapidez, capturando con sus precisos picos, el alimento que el mar arrojaba sobre la arena.

Calidris sp.

Allí no había nadie más que yo. Estaba solo. La sensación en aquellos momentos era como de estar en otro tiempo. Lejos de la civilización, en un mundo que nunca antes había visto. Sin colillas, sin bolsas de basura, sin latas de aluminio. Un lugar limpio y sano. Aunque nuestra influencia es casi omnipresente, y nuestro paso por la tierra siempre dejará huella.

Los restos de lo que parece un antiguo y rudimentario muelle de madera.

En mi camino por la playa también me encontré con unos curiosos «huevos» arenosos de diferentes tamaños y grados de consistencia, que en algunos casos llevaban muchas conchitas incrustadas.

Pulsar en la imagen para verlo en vídeo.

Y otras formaciones naturales muy curiosas, como esta especie de fiesta de conchas fusionadas.

Con un invitado sorpresa... Pulsar para ampliar.

Tras un largo paseo por las arenas de la costa, decidí adentrarme un poco en el parque natural. Allí había muchísimas aves, pero éstas huían de mi presencia desde muy muy lejos. Cosa que me puso en un apuro a la hora de fotografiarlas.

Voy a necesitar alguna ayuda para la identificación 🙂

Pero mi pequeña cámara compacta se comporta muy bien, incluso cuando los animales no me quieren ni ver.

Las aves siempre mantenían una distancia prudencial.

Sin embargo, la belleza del paisaje nunca se me escapó. Los caminos que recorrí eran tan pintorescos que a uno se le antoja ser poeta para poder escribir sobre ellos.

Por estos caminos encontré muchísimas huellas de animales. Y es que éste parece ser un terreno ideal para que uno encuentre este tipo de rastros. La siguiente fotografía de un pedazo de suelo habla por si sola.

Huellas de perro, garza real, garceta, y posiblemente rata.

Y también encontré, lo que parecen ser huellas de un visón que se dió un hartón de comer cangrejo al borde de un canal.

Posible huella de visón americano.

Me hubiese gustado seguir con mi aventura durante mucho más tiempo, pero el sol comenzó a descender y se me hizo tarde. Una lástima porque estaba comenzando a disfrutar como nunca lo había hecho con la naturaleza.

Estoy deseando regresar. Ahora que ya conozco el lugar, estoy seguro de que le sacaré más partido al tiempo. Y además acabo de encargar una guía de huellas y rastros por internet, para poder disfrutar incluso más de la expedición.

No he subido todas las fotos, ya que tiré más de 300, pero podeis ver las mejores aquí, en mi galería de fotos de Flickr.

Desierto de asfalto.

En un desierto de asfalto vivo yo. Rodeado de fríos gigantes de hormigón y acero, sobre un suelo gris, triste y monótono, desnudo e inerte. La basura, la mugre y los desperdicios decoran este deprimente escenario, perfumado con las pestes de miles de tubos de escape y los eructos de un empachado alcantarillado. La banda sonora que me acompaña es una terrible remezcla de estridentes motores y ululantes sirenas. Vivo en Barcelona, donde el cielo es blanco de día y naranja de noche.

Sin embargo, incluso aquí, en este mundo humano, hecho a medida, construido por nosotros y para nosotros, incluso en este desierto de asfalto viven animales.

Viven entre nosotros, bajo nosotros y sobre nosotros, son nuestros vecinos, nuestros amigos y enemigos. Los vemos casi cada día, pero no los observamos. Viven en nuestra casa, pero no sabemos ni su nombre.

Cucarachas y pececillos de plata son dos artrópodos muy comunes en mi ciudad. Pero hay muchos más animales por aquí. También hay vertebrados como palomas, gaviotas, gorriones, urracas, ratas, ratones, gatos, murciélagos o salamanquesas.

La verdad es que echo de menos un espacio natural, y siempre que puedo me escapo de la ciudad. Pero ni siquiera este desierto de asfalto está carente de vida. Solo hay que saber mirar.

Visita al Zoo.

Sigo sin tener muchas ganas de escribir, así que iré directo al grano. El Domingo pasado me fui de visita al Zoo con la esperanza de poder sacar unas cuantas fotos de los animales que participan en la encuesta. Pero el Zoo de Barcelona no los tiene a todos, y de los que tiene, algunos tampoco no pude verlos. El Okapi no lo tienen, los Oryx que hay son Oryx blancos (Oryx dammah), extintos en la naturaleza por cierto, pero el que yo andaba buscando era el típico Oryx del cabo o el Oryx beisa. Y de los licaones, aunque sí tienen y yo ya los he visto en otras ocasiones, esta vez no había ni rastro.

Así que no voy a hacer el post que quería hacer sobre los animales de la encuesta, pero os voy a poner algunas fotillos y un par de vídeos que hice (si es que wordpress me los carga de una vez). Espero que os gusten. Click para ampliar.

El Pantano del Foix.

Ayer mismo estuve en el Pantano del Foix, que se encuentra junto al pintoresco pueblecito de Castellet, en la provincia de Barcelona, Catalunya.

Aprovecho que he tenido que hacer una corrección para poner una foto de Castellet.

Esta foto no es mia, es de google.

Tenía pensado sacar muchas fotos, y esperaba encontrarme algunos animales. Pero estaba lloviendo, hacía mucho frío, y no me equipé como era necesario para pasar el día allí, así que no me quedé demasiado rato. A pesar de ello, no me fuí con las manos vacías.

Haced click en estas mini fotos para verlas más grandes (800×600), aunque el tamaño original es mucho mayor, las he reducido para que no cueste cargarlas. Pero si a alguien le gusta alguna foto y la quiere en tamaño completo que me lo diga y se la mando.

El sitio es realmente bonito, aunque en ese momento no hacía muy buen día y la luz era bastante tristona. Me encanta ese lugar. Mi padre nos llevaba cuando era pequeño, y nunca lo he olvidado. Ahora que yo tengo coche de vez en cuando voy a echar un vistazo. Lástima que esta vez no me haya quedado mucho rato, y no vi demasiados animales. Vi muchos patos (ánade real), y varios cormoranes. Y escuché a algo bastante grande metiendose en el agua a toda prisa, seguramente asustado por mi presencia. No sé lo que era, pero por el follón que montó debía de ser muy grandote.

A continuación os pongo un vídeo en el que se ve a un cormorán pescando y un par de patitos que pasaban por allí. La resolución no es buena, pero es que estaba muy muy lejos. Yo me sorprendo del zoom que tiene mi pequeña cámara, estoy muy contento con ella. Bueno, espero que se pueda apreciar:

Las orillas del pantano estaban infestadas de pescadores aficionados. Se situaban en parejas, y sentados en sillitas plegables esperaban a que algún pez picase el anzuelo de sus pequeñas cañas. Creo que eran extranjeros, pero no supe averiguar de dónde. Algo me hizo pensar que eran polacos, pero ni idea. El caso es que estaba todo bastante sucio. El suelo estaba tristemente decorado con basura y desperdicios como botellas y cajetillas de tabaco. Procuré evitar esos elementos en mis fotos.

Me gustaría mucho que el gobierno, o la generalitat pagase a alguien para limpiar estos espacios naturales tan bonitos. Porque es una pena tenerlos así de dejados. Yo mismo me ofrezco, por un buen sueldo me paso el día limpiando la basura del pantano del Foix, así que ya lo saben. 🙂