La picadura de la medusa

El pasado verano tuve la suerte, si buena o mala lo dejo a vuestra discreción, de saborear el singular escozor producido por la picadura de una medusa. Concretamente la de una Cotylorhiza tuberculata, la colega amarillenta-naranjosa de la foto que parece un huevo hervido flotante.

La verdad es que me decepcionó un poco la baja intensidad del daño de su picadura, me la esperaba algo más fuerte, y me sorprendió que la marca se borrase tan rápido de mi piel. Pero se ve que es normal que estas medusillas mediterráneas no produzcan grandes estragos a los seres humanos, y su picadura está considerada muy leve.

Pero en cualquier caso, la culpa no fue de la mesusa. En el parte dejamos bien claro que el que se saltó el semáforo y chocó con ella fui yo. Como sabréis las medusas son unos cazadores pasivos que navegan a la deriva, allá donde les lleve la corriente, con los tentáculos tendidos como una trampa para pececillos.

Las medusas, científicamente conocidas como escifozoos (Scyphozoa) pertenecen, junto a las anémonas y los corales, a un grupo del reino animal conocido como cnidarios (Cnidaria). Pero los escifozoos no tienen toda la vida esta forma típica de medusa y van por ahí campando libremente por las corrientes con los tentáculos colgando, no. Todos los cnidarios pasan antes por una fase de pólipo, la forma sésil, como las anémonas, la casa donde vivie el pez Nemo.

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Dinosaurs

Lo que diga el pulpo

El pulpo es un animal verdaderamente fascinante. Ocho tentáculos, tres corazones, dos ojos, y un cerebro. Es un gran depredador marino, que caza peces y crustáceos. Tiene una vista muy desarrollada, y es capaz de cambiar de color a voluntad e incluso de modificar la textura de su piel para hacerse pasar por una roca submarina. El pulpo pertenece al gran grupo de los moluscos, animales invertebrados de cuerpo blando que se dividen en tres grandes grupos: bivalvos, gasterópodos y cefalópodos.

Entre los bivalvos encontramos a unos cuantos «suculentos» conocidos, como las ostras, las almejas, los mejillones y las vieriras. Lo más característico de estos animales es la concha. Como su nombre indica, los bivalvos poseen dos valvas, o placas, que cubren y protegen sus blandos cuerpos. Esta concha es dura, y consta de tres capas: La capa interior está hecha de nácar, seguida por una capa intermedia de calcita o aragonita y finalmente, de una capa exterior de carbonato cálcico.

La tendencia evolutiva mayoritaria en estos animales los suele llevar hacia una vida sésil, anclados en una roca, con una dura coraza en la que confían para su protección. Existe sin embargo una notable excepción, y es que las vieiras han optado por hacer más fina su concha, perdiendo de esta forma bastante peso, y pudiendo así nadar libremente…

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Los guardianes del ojo

El reino de los animales es el reino de los sentidos. Oído, olfato, tacto, gusto, y vista, son nuestros cinco sentidos. Con ellos percibimos el mundo en el que vivimos. Gracias a ellos podemos saber qué hay a nuestro alrededor, dónde estamos, y hacia dónde vamos. Los sentidos son tan importantes que han marcado nuestra historia evolutiva, y nos han hecho tal como somos. El más importante de todos ellos en la vida de los seres humanos es sin duda la vista.

La nítida visión en tres dimensiones, a todo color, y de alta definición que hoy disfrutamos, no ha surgido de la nada. Especies muy anteriores a la nuestra fueron desarrollando gradualmente los órganos sensoriales, y la vista ha ido evolucionando con nuestra estirpe, siendo compañera y amiga durante innumerables generaciones de seres vivos. Nuestros ancestros primates, que eran seres arborícolas, ya tenían una vista muy desarrollada que les permitía moverse con facilidad por las ramas de los árboles, ya que sus ojos se habían colocado en la parte frontal del rostro, como los nuestros, dotándolos de una magnífica visión en tres dimensiones, muy útil para calcular distancias. Una vez desaparecidos los grandes dinosaurios que dominaban la tierra y tenían a los pequeños mamíferos de la época confinados a las tinieblas de la noche mesozoica, nuestros antecesores se aprovecharon rápidamente del vacío dejado por los ancianos reptiles y conquistaron el día. Había llegado el amanecer de una nueva era, la era de los mamíferos.

En este viaje a través de las edades geológicas que se suceden en el tiempo, nuestro comportamiento y nuestro cuerpo unidos por una fuerte relación, han danzado en la jungla de las oportunidades, cómplices y amantes como una pareja de bailarines enamorados, al compás de la Selección Natural…

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El ojo de Darwin

Me complace anunciar que La Biozoona pasará a partir de hoy a formar parte del proyecto conjunto «El ojo de Darwin» que vamos a llevar a cabo entre varios amigos blogueros.

El ojo de Darwin nace como una iniciativa de varias personas muy aficionadas a la divulgación científica, y sobretodo amantes de la naturaleza y de su historia.

Espero que en esta web podamos ofreceros lo mejor de cada uno y crear un blog interesante y ameno, con una mayor cantidad y variedad de contenidos. Pero sobre todo, espero que lo pasemos muy bien juntos.

Los miembros fundadores son:

S.Belizón, El Señor de los Animalillos, Cantin, Jurliki, y un servidor.

La BioZoona seguirá en pié, pero mi dedicación será a partir de ahora para El ojo de Darwin.

¡Nos vemos ahí!

www.elojodedarwin.com